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Viviendas flexibles y comunidades cercanas, la nueva tendencia post-Covid

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La vivienda se volvió la primera línea de defensa ante la pandemia del Covid-19, por lo que ahora deberán ser más flexibles, albergar diversos usos e incluir al menos medio baño más y un balcón, por pequeños que sean, coincidieron expertos en el panel:  ¿Cómo debe ser la vivienda después de la pandemia?

En el marco de los #DiálogosEnConcreto, los especialistas también subrayaron la importancia de crear comunidad alrededor de las viviendas, para que a no más de 20 minutos haya hospitales, centros de recreación, comercios y otros servicios, además de fomentar el uso de la bicicleta, que llegó para quedarse en México.

Lorena Mercado, vicepresidenta de Muliv y directora de Valuación Horwath HTL México, destacó que el coronavirus permitió a la arquitectura regresar a resolver las necesidades humanas, toda vez que la vivienda actualmente está al máximo de su potencialidad.

Alertó sobre lo delicado que significa promover la autoconstrucción, ya que el sector, al igual que los profesionales de la salud, “nos enfrentamos a una labor profesional compleja”.

Destacó que pese a las medidas de sanidad que golpearon a muchos sectores, la vivienda media ha tenido un auge porque hay accesibilidad en el crédito, además de que los precios no han aumentado hasta el momento.

En el panel moderado por Paulina Campos, Decana Académica del Tec de Monterrey, Mercado, resaltó el reto que tiene la vivienda que se ha vuelto el patrimonio de las familias en estos tiempos disruptivos.

Señaló que el sector deberá voltear a ver los modelos funcionales de la arquitectura europea, apostar por el baño que ha sido un área de oportunidad perdida, así como la nueva tendencia hacia los balcones.

En tanto, Arturo Aispuro, Socio y director general de Aispuro Martínez Arquitectos, enfatizó que la pandemia es un parteaguas, no solo para el modelo de vivienda, sino para el modelo de ciudad y del mundo.

Resaltó que México vive un déficit acumulado de vivienda, en donde tan solo en la capital del país hay 2.5 millones de viviendas que necesitan ser adaptadas, tener modificaciones significativas para adaptarse a las nuevas condiciones.

La vivienda no estaba preparada para la pandemia, tenemos déficit histórico en especial en el nicho de vivienda económica, de un día para otro el hogar se convirtió en espacio de trabajo y escuela.

Aispuro planteó también que las amenidades de los conjuntos de vivienda tendrán ahora características diferentes, los espacios comunes serán replanteados, en los elevadores no podrán ir más de dos personas.

En su oportunidad, John Newcomb Director de CallisonRTKL México, alertó que la   vivienda popular es muy pequeña, lo que se volvió un mayor problema ante la propagación del Covid-19.

“El reto hoy es aún más grande, los espacios deberán ser flexibles, tener un uso en la mañana y otro en la tarde, quizá dividirse con biombos, y tener mejores condiciones inalámbricas”, apuntó.

Pero también, dijo, se debe crear comunidad alrededor, traer residencias a los centros urbanos más cercanos, donde las personas salgan y haya parques, que esté cerca el transporte público.

Newcomb resaltó la propuesta de empujar esta idea de policentrismo, en donde el vecindario esté a 15 o 20 minutos de los centros de trabajo, de entretenimiento, y poder llegar en bicicleta, ya que el tema de la comunidad es igual de importante que el de la vivienda.

Finalmente, Sara Topelson, Directora General de Fundación CIDOC (Centro de Investigación y Documentación de la Casa, destacó que tras la pandemia, ya no habrá “hiperdensidad”, será difícil colocar los edificios enormes, pues la tendencia será de inmuebles de entre seis a 12 niveles cuando mucho.

Mientras que la vivienda deberá adaptar varias actividades a su interior y por pequeña que sea, deberá ser flexible, ser dormitorio y estudio, la sala lugar de entretenimiento y contar al menos con baño y medio, para brindar más privacidad.

Deberá tener espacios flexibles iluminados y ventilados, donde se pueda tener terraza o ampliaciones afuera, con un balcón con dos sillas cuando menos y donde las azoteas sean huertos urbanos.

Topelson destacó que luego de la pandemia seguirá la vivienda vertical, pero con densidades más controladas, ya no habrá salones de fiesta y las áreas comunes deberán permitir estar al aire libre y quizá algunos edificios de oficinas se volverán de vivienda, apuntó.

 

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