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México listo para desarrollar Smart Cities

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México está en condiciones de empezar a desarrollar Smart Cities, que ordenen el desarrollo urbano, la movilidad, los trámites gubernamentales, y monitoreen seguridad y tránsito, entre otros, a través de análisis de datos y blockchain.

Una Smart City es un sistema complejo e interconectado que aplica las nuevas tecnologías para gestionar desde el correcto funcionamiento de los sistemas de transporte público y privado, hasta el uso eficiente de los recursos energéticos o hídricos.

“Una ciudad inteligente detecta las necesidades de sus ciudadanos, y reacciona a estas demandas. La ciudad basa sus acciones y su gestión en dicho conocimiento, idealmente en tiempo real, o incluso anticipándose a lo que pueda acaecer”, explica Juan Murillo, responsable de Análisis Territoriales de BBVA Data & Analytics.

Para la consultoría Deloitte, existen distintos modelos no excluyentes sobre los que se puede desarrollar una ciudad inteligente: medio ambiente, movilidad, gobernanza, economía, personas y vivienda. Claro está, la verdadera metrópoli ‘smart’ aúna cada una de estas categorías para ser lo más eficiente y ecológica posible.

Pero las ciudades van avanzando poco a poco en los distintos frentes y hoy son comunes las plataformas integrales de servicios; aplicaciones para turistas, ciudadanos y comerciantes para descubrir las actividades del municipio. Incluso, programas especiales para apoyar a pymes (como los Living Labs urbanos o viveros), y la instalación de iniciativas más respetuosas con el medio ambiente.

¿Cómo será nuestra vida en las ciudades inteligentes?

Volver a una ciudad “inteligente” no es solo sensores, cámaras y dispositivos que transmitan datos. La realidad de este concepto son los espacios “humanizados” que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos.

De acuerdo con Luiz Henrique Zimmermann, Gerente de Ingeniería de Aplicaciones en Furukawa LatAm, en los últimos años se ha difundido en diversos ámbitos institucionales la expresión “Ciudades Inteligentes” derivada del inglés “Smart Cities”.

Este concepto es una apuesta por un nuevo modelo de gestión urbana que sea capaz de responder de manera integral a las necesidades de sus habitantes en términos de movilidad, planeación urbana, gobierno, economía, energía, medio ambiente, resiliencia, seguridad, educación y salud; el eje transversal de este nuevo tipo de ciudad es la innovación y la tecnología.

En diferentes partes del mundo esta idea ha venido tomando fuerza y varias ciudades han puesto en marcha diferentes planes de acción para aplicar este concepto holístico de “Ciudad Inteligente”. Las grandes ciudades crecen, se modernizan y las tecnologías incorporadas a la vida urbana pueden convertir a sus habitantes en el Gran Hermano o en personas capaces de definir su propia calidad de vida e incidir en la calidad de vida colectiva.

Para Furukawa Electric, compañía líder en tecnologías de punta para infraestructura de redes de comunicaciones, el concepto de ciudades inteligentes se define como aquellas que hacen un uso intensivo de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TICs) para crear y mejorar los sistemas que componen el ecosistema.

Pero además, desarrollan la capacidad de crear, recopilar, procesar y transformar la información para hacer sus procesos y servicios más eficientes, mejorando la calidad de vida de los habitantes y haciendo un aprovechamiento eficiente de recursos. Si bien, el propósito de la ciudades inteligentes es la de hacer y crear una ciudad más humana, diseñada para humanos y enfocada en humanos; las grandes compañías de los diferentes sectores principalmente las del sector TIC, comienzan a ser jugadores destacados dentro de este gran cambio tecnológico, viendo un negocio emergente de toda índole.

El camino correcto para llevar a cabo un proyecto de ciudades inteligentes debe ser bajo una estrategia la cual esté basada en un conjunto de buenas prácticas que apunten a transformar la ciudad actual para mejorar la calidad de vida y sobre todo llegar al balance entre la ciudad inteligente y ciudadanos inteligentes.

Y a lo que esto se refiere, es a desarrollar en los ciudadanos capacidades como pensamiento racional y creatividad, ya que una población racional y creativa es más propensa a utilizar la tecnología de forma correcta y capaz de imaginar nuevas herramientas, encontrar soluciones eficientes y diseñar espacios efectivos.

Para socios de la firma EY, Ciudad de México tiene las condiciones para ser una Smart City, cuenta con una sociedad sofisticada y conectada, nada ajena a las tecnologías actuales, el momento histórico de cambio que se vive y el recurso intelectual, forman el ecosistema perfecto para la transformación digital de la Ciudad.

Señalan que los gobiernos deben de tener soluciones digitales para la resolución inmediata de los problemas, la transformación digital de las ciudades es un reto de todos. Lo más importante es identificar qué hay un problema que se tiene que atender de manera inmediata, y tener una visión a largo plazo; con un plan estratégico pues no se puede transformar una ciudad de un día para otro.

El objetivo, mejorar la calidad de vida de sus habitantes

Al respecto Minsait, la unidad de transformación digital de Indra, presenta el impacto de la transformación digital como habilitador clave para afrontar los retos sociales, económicos, medioambientales y urbanísticos que considera que las ciudades deben superar para que sus espacios continúen siendo un referente y sus ciudadanos mejoren su calidad de vida.

Miguel Ángel González San Román, Director de Infraestructuras, Ciudades y Productos Conectados en Desarrollo de Soluciones Propias de Minsait, afirma que “el impacto de las smart cities en la calidad de vida de los ciudadanos será cada vez mayor gracias al desarrollo de una nueva generación de servicios públicos proactivos y eficientes que se adaptan a las cambiantes necesidades de la población”.

Mientras que, para Steve Sasse, Director Estratégico de Equinix para América Latina y el Caribe, América Latina ha experimentado un rápido crecimiento urbano en las últimas décadas y ahora es la segunda región más urbanizada del mundo después de América del Norte. Lo notable es lo rápido que ha sido el cambio hacia la urbanización: pues en 1950, el 42 por ciento de la población vivía en áreas urbanas y eso ha aumentado a más del 82 por ciento este año.

Las ciudades también están aceptando las posibles soluciones que la tecnología puede aportar para resolver problemas urbanos como la catástrofe del cambio climático, la contaminación y la creciente demanda por servicios públicos como transporte, salud, etc. Sin embargo, resolver esos problemas mientras se evalúan los adelantos tecnológicos requiere intercambiar datos rápidamente entre diferentes sistemas.

Las Smart Cities mexicanas

Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) las ciudades inteligentes en México son: Ciudad Maderas en Querétaro, Ciudad Creativa y Tequila, en Jalisco; y Smart, en Puebla.

Estas 4 Smart Cities mexicanas tienen en común que hay una mayor participación ciudadana mediante herramientas tecnológicas para realizar servicios e interactuar con el gobierno, también porque existe mejor transporte público y vías de comunicación, alumbrado inteligente, señalización urbana adecuada, mayor seguridad pública y una mayor proliferación del concepto IoT (Internet of Things o Internet de las Cosas).

A ellas se podrían sumar León (Guanajuato) y Monterrey (Nuevo León) en donde, entre otras iniciativas, se pretende lograr una sincronización e interconexión entre semáforos, reducción de tránsito, mejorar logística de envíos, proveer servicios médicos a áreas remotas, entre otros.

El intercambio de datos en tiempo real es crucial en la mayoría de los casos prácticos de una Smart City (ciudad inteligente). No obstante, a medida que los volúmenes de datos y las regulaciones aumentan, las infraestructuras de TI tradicionales que transportan el tráfico hacia un centro de datos central dejan de funcionar.

Un intercambio de datos seguro, compatible y en tiempo real dentro y entre las ciudades requiere una infraestructura tecnológica distribuida capaz de eliminar la distancia física entre todos los elementos del ecosistema digital (datos, aplicaciones, nubes, redes, socios y usuarios)

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