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¿Acabó tu prórroga bancaria? ¿Qué hacer?

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Según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al menos la mitad de los mexicanos (55%) pide créditos para pagar deudas y cubrir necesidades económicas básicas.

En este sentido, hay que recordar que a partir de agosto terminan diversos periodos de aplazamiento de pagos que ofrecieron diversas instituciones bancarias en México en apoyo por el COVID-19, que consistió en un periodo de gracia de 4 a 6 meses, sin afectar el historial crediticio de sus clientes.

A finales de julio, había 9 millones de créditos inscritos al programa para diferir el pago de financiamientos sin el cobro de intereses ordinarios -que después serán cobrados-, según informó la Asociación de Bancos de México (ABM).

Pymes, afectaciones

De los inscritos, 3 millones 300 mil corresponden al sector Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipyme) y personas físicas con actividad empresarial; 3 millones 300 mil es para tarjetas de crédito; 2 millones 100 mil son en el segmento de consumo no revolvente (personales, nómina, automotriz, entre otros); 322 mil en hipotecas y 37 mil en grandes empresas, según ABM.

 “En deudores se verán ampliar sus costos por mora con un aumento en las malas calificaciones del historial crediticio, lo que impedirá a empresas y hogares acceder a créditos en cinco años. En casos mucho más complicados, podrían enfrentarse a embargos, juicios, costos legales, principalmente”, señala Sebastián Medrano, director de Coru.com

¿Qué hacer si venció el periodo?

Lo más probable es que los bancos no la vayan a continuar porque también ellos tienen impacto en sus operaciones, lo que pasará es que las cuotas y el pago mínimo regresan a la normalidad.

Ante ello, la plataforma de servicios financieros Coru.com emite las siguientes recomendaciones para las personas que deberán hacer frente al descongelamiento de sus créditos, y carecen de liquidez.

  • La primera y principal recomendación, es tratar de pagar al menos el saldo mínimo.
  • Buscar alternativas para capitalizarse, ya sea mediante la renta de activos (propiedades) o mediante emprendimientos acordes a la contingencia (negocios digitales).
  • En el caso de los créditos revolventes (como TDC o créditos), buscar una reestructura, que no es lo mismo que una prórroga, pues hay condiciones diferentes para la persona, además de un impacto negativo en el historial crediticio y la relación con el banco y/o financiera. El cliente perderá la línea de crédito y/o la tarjeta de crédito y lo más probable es que quede una marca negativa en su buró de crédito y no pueda volver a sacar un crédito o algún producto financiero.
  • En el caso de un crédito hipotecario y/o automotriz, lo que procede es buscar un pago anticipado o alguna solución de litigio para que el banco o financiera pueda recuperar la propiedad, objeto o inmueble.
  • Piensa dos veces antes de endeudarte más y/o pedir crédito para pagar deudas. Lo más probable es que ni siquiera te lo den, y si te lo dan, serán préstamos caros.
  • Antes de pedir crédito para pagar deudas, busca reestructurar deudas, o negociar una quita. Son soluciones poco recomendables por la marca negativa en Buró, pero es mucho peor el impago.
  • Busca “soft money”, préstamos baratos, y/o sin intereses, por ejemplo entre familiares y/o amigos.
  • Considera el empeño (asegúrate de hacerlo en forma segura, casas de empeño confiables) con el riesgo de que puedes perder la prenda en empeño si no logras cumplir los pagos.

Otras formas de salir

Debe considerarse que estas opciones no “limpian” los antecedentes crediticios, pero son la solución más viable antes que caer en impago y afectar el historial a largo plazo.

  1. Reestructuración de deudas. Es negociar las condiciones del crédito a favor del cliente: ya sea en el plazo o las tasas de interés. Por ejemplo, acceder a pagos fijos, o aplazar las cuotas para disminuir el pago mensual, pero con mayor tasa de interés, o viceversa.

Importante: hay que ubicar prioridades reales, es decir, si se prefiere pagos cómodos a un mayor costo o pagos mayores a cambio de una deuda menos larga. Esta opción de pago debe solicitarse en los primeros meses de endeudamiento, pues es inviable para clientes con muchos meses de impago.

2. Consolidación de deuda. Con esta opción se agrupan todas las deudas en una sola: el banco ofrece traspasar el saldo a deber de varias tarjetas de crédito a un único plástico. Para que sea realmente ventajoso hay que buscar la entidad financiera que ofrezca el CAT y la tasa de interés más bajos.

Importante: no todos los bancos tienen este tipo de soluciones. Una de sus grandes ventajas es que las otras tarjetas quedan liquidadas y canceladas, por lo que solamente se tendrán las comisiones anuales de una sola tarjeta. Hay que considerar que con esta opción puede aumentar el monto mensual a cubrir cada mes, así que probablemente podría ser mejor tener varias deudas pequeñas e ir pagando una por una: por otro lado, si esto te resulta más confuso y pesado, hay que pensar en juntar todas las deudas en una.

3. Quita. Es una negociación con el banco o entidad financiera para reducir la deuda. El cliente moroso busca un acuerdo para obtener un porcentaje de descuento de la deuda. Es una de las opciones menos recomendables ya que implica consecuencias negativas en el buró de crédito. En la negociación de la quita, debe verse el impago por muchos meses seguidos para demostrar que en efecto no hay manera de solventar la deuda actual.

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