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Tu Guía En Concreto

Tu Guía En Concreto No. 93

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Indiscreción, soberbia o muestra de poder, quién lo podrá saber frente a los hechos. La esperada 85 Convención Bancaria en Acapulco, Guerrero, llegó luego de dos años de sobrellevar una pandemia en la inmovilidad y la recuperación.

Todos, principalmente el presidente de la Asociación de Bancos de México, Daniel Becker, se encargaron de mostrar los preparativos, escenarios y pormenores al tan esperado regreso del principal encuentro de los jugadores del sistema financiero mexicano. Twitter fue su herramienta preferida, nada lejano del tema de esta edición: “Una banca incluyente en la era digital y los retos en el cambio climático”.

Grandes títulos e intenciones que se vieron opacadas por quien se robó los reflectores. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hizo su arribo en el primero de los dos días de trabajos, y como otrora la presencia de sus antecesores ingresó a la sede entre vítores y muestras de simpatía, para llegado su turno hacer suya la 85 Convención Bancaria.

Su discurso de volvió titular y este aún tema de controversia legal. El mandatario anunció que por unanimidad la Junta de Gobierno del Banxico aumentó la tasa de interés referencial 50 puntos porcentuales, para dejarla en 6.5%. Información que la institución autónoma debería de dar a conocer un día después y que es resultado de una reunión confidencial entre los que asisten.

Para los que deben saberlo, incluido el jefe del Ejecutivo, la Junta de Gobierno del Banco de México se reúne antes de dar a conocer su decisión de política monetaria, uno o hasta tres días antes, cuyo principal objetivo es el control de la inflación, y llegan a un acuerdo que el banco central da a conocer un día después. Lo marca el calendario y la Ley del Banco de México.

El artículo 45 de la Ley de la institución dice en uno de sus párrafos que “quienes asistan a las sesiones deberán guardar confidencialidad respecto de los asuntos que se traten en ellas, salvo autorización expresa de la Junta de Gobierno para hacer alguna comunicación”.

Y en otro, tambien dice: “El secretario y el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, podrán asistir con voz, pero sin voto, a las sesiones de la Junta de Gobierno”. Aquí la controversia. El tema hizo olvidar muchos de los discursos, propuestas y aportaciones de los participantes en la bancaria.

Pese a que realmente se habló de avances en inclusión financiera, en la urgencia de acortar la brecha de género, por ejemplo; en la digitalización y la seguridad que ésta requiere, y en la huella de carbono que se minimiza con estas herramientas tecnológicas.

Pero el Presidente adelantó el anuncio y luego dijo que el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, fue quién se la comunicó. ¿Se vulneró la autonomía del Banxico? ¿Se faltó al artículo 45 y a la confidencialidad que marca? ¿El portavoz en calidad solo de participante le debió contar a su jefe?

En otro artículo de la misma Ley, en el 43, se asienta que es causa de remoción como miembro de la Junta de Gobierno: “utilizar, en beneficio propio o de terceros, la información confidencial de que disponga en razón de su cargo, así como divulgar la mencionada información sin la autorización de la Junta de Gobierno”.

Antoine de Saint-Exupery escribió que la dignidad del individuo consiste en no ser reducido al vasallaje por la largueza de otros. Aún se esperan las disculpas de un miembro de la Junta de Gobierno que faltó a la confidencialidad que le fue conferida. Se escuchó el ofrecimiento de disculpas a la gobernadora y subgobernadores del Banxico. Falta pedir “perdón” y corregir la plana a favor del fortalecimiento de la autonomía del Banco de México.

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