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Columna En Concreto

SALA DE ESPERA EL ANILLO PRESIDENCIAL Gerardo Galarza

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Para Paco Araujo o Paco de Pérez, según se quiera, por la idea.

Los reales aficionados al beisbol, no los del sexenio en curso, conocen la leyenda del Babe Ruth, cuando en el quinto partido de la Serie Mundial en 1932, jugando contra los Cachorros de Chicago en el Wrigley Field, en la quinta entrada para ser más exactos y bateando contra el pitcher Charlie Root, en la cuenta de 2-2, contaban los que lo vieron: levantó su brazo y el dedo índice derecho apuntó al jardín central para anunciar donde pondría la pelota.

Unos de los que lo vieron decían que sólo fue una amenaza al pitcher rival; y otros, que anunció la dirección de su batazo.

El caso es que el Bambino, así le conocía también a George Herman Ruth, Jr., bateó un jonrón. Su equipo, los Yanquis, barrieron en esa Serie Mundial del beisbol. Un anillo de Serie Mundial más ganada por Babe Ruth. El anillo es el trofeo individual a los jugadores del equipo ganador de una Serie Mundial. Ruth ganó siete anillos, pero apenas es el lugar número 5 en la lista histórica de ganadores: Yogui Berra tiene 10, Joe DiMaggio ganó 9, Phil Rizzuto, 8, y Lou Gehrig, 8. Los cinco, de los Yanquis.

¿Y?

Pues nada, que la hazaña del Babe pronto renacerá en México.

De verdad, y tal como aquella leyenda, la convertirán en realidad.

No hace muchos días, nuestro señor presidente de la república (todas con minúsculas, por favor) ha dicho que la pandemia del COVID 19 ha caído en México, o a su “proyecto de nación”, como anillo al dedo.

Y tiene razón.

Absolutamente.

No es una ironía o una burla. En verdad, él lo cree.

La crisis social, económica, política de México será atribuida a la pandemia del COVID 19.

“Tan bien que íbamos”, ha dicho ya el señor presidente de la república.

La crisis económica previa, provocada por las nuevas decisiones gubernamentales, será culpa toda de la parálisis causada por la pandemia, que por cierto no debe olvidarse que oficialmente estaba domada desde hace algunas semanas.

El discurso es lo que importa. Lo que vende, lo que convence, el que está en las “benditas” redes sociales, llenas de bots y trolls.

El problema es que, en el futuro no muy lejano, por cierto. todos se reirán y sabrán que fue un engaño, ni siquiera leyenda, pero que lo sufrieron los más pobres de este país.

En una mala imitación del Babe Ruth, el presidente López Obrador ha levantado su brazo derecho y su dedo índice para decir que la pandemia del COVID 19 “nos cayó como anillo al dedo”.

Sí, anillo al dedo; casi como de Serie Mundial de Beisbol.

Un millón, al menos, de nuevos desempleados buscarán y gustosos y agradecidos aceptarán cualquiera de las “becas” que reparte el gobierno federal… aunque haya que votar por su partido en las próximas elecciones municipales, estatales y en las federales del 2021.

El empobrecimiento de la población, el desempleo, la informalidad son la mejor tierra de cultivo para recuperar y conseguir nuevos votos, de ahí la necesidad del señor presidente de la república de reiniciar su campaña político-electoral.

Imitando a Ruth, el presidente pronto “señalará” que todo va bien, aunque se podría ir mejor, si la pandemia no se hubiera atravesado.

Peor, su equipo de propaganda aprovechará la pandemia y, a partir de ella, afirmará que se recuperaron empleos, que la inversión extranjera regresó, que ya hay nuevas empresas que sustituirán a las que quebraron, etcétera, tomado en cuenta los números del desastre después de la pandemia.

Quienes hoy hacen los guiones de la vida presidencial, están preparando como volver a la caja de bateo y, como el Babe, pegar un jonrón, luego de señalar hacia el jardín central…. Y habrá (millones) quienes lo crean.

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