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OPINIÓN

¿FARSA? SALA DE ESPERA

Publicado

en

Por Gerardo Galarza

La exhibida y documentada falsa vacunación contra el covid 19 en las “benditas” redes sociales ((reconocida por el IMSS, y por el gobierno de la Ciudad de México) ha provocado ya un escándalo nacional y puesto en duda toda esa campaña de salud.

         Cierto, en el caso de la salud pública no es la primera vez que ocurre en el país. Lo hizo el gobierno priista de Javier Duarte en Veracruz, cuando inyectó agua en lugar de medicamento a niños enfermos de cáncer. A esa acción se calificó, con justa razón, como criminal. Duarte está preso por muchos delitos desde el gobierno de Enrique Peña Nieto.

         Y aunque el presidente de la república hable de un probable montaje en el caso de la vacunación falsa en la delegación Gustavo a. Madero en la Ciudad de México, tampoco es el único caso, pero sí el reconocido oficialmente. En las redes sociales hay otros tres o cuatro videos con denuncias similares.

         El IMSS y el Gobierno de la Ciudad de México han admitido públicamente que el hecho ocurrió, pero que sólo se trato de “un error” cometido por la “voluntaria” que aplicaba la vacuna, quien ya fue separada de esa brigada de vacunación.

         Por decisión presidencial, el gobierno federal es el único responsable de la vacunación anticovid: el compra las vacunas, las reparte, decide dónde se vacuna, integra los equipos de vacunación (“Brigadas Correcaminos”) y Ejército y la Guardia Nacional están encargados de la seguridad de las vacunas y vacunadores.

         Las falsas vacunaciones golpean a la credibilidad de toda la campaña de vacunas contra la pandemia, a la que los mexicanos han acudido en masa, quizás por miedo o desesperación y con la esperanza de protegerse contra el virus.

         ¿Los ya vacunados tienen ahora la certeza de haber recibido la dosis, de que en realidad les aplicaron el agente biológico? ¿El “error” es parte de un probable tráfico de vacunas anticovid, como aquellas que aparecieron en un avión privado en Campeche, donde supuestamente se vacunaron a unos mil empleados de un empresario paquistaní-mexicano-hondureño, o la “voluntaria” robaba dosis para sus familiares o amigos o para venderlas? ¿Sólo ella es responsable? ¿Hay robo “hormiga” de vacunas?

         Por eso es necesario que en realidad haya una investigación que aclare rotundamente las vacunaciones falsas. Las explicaciones más fáciles son la del “error” y la del ilegal tráfico de vacunas. Hay una tercera que sería mucho más grave que las dos anteriores: la de una costosísima farsa de vacunación, que no es deseable siquiera imaginar.

         Pero los datos, los que dan los funcionarios, no cuadran: se ha informado que México ha recibido entre 12 y 15 millones de vacunas contra el covid, la cifra varía según la fuente; que se han vacunado entre siete y ocho millones de mexicanos, es decir no se aplicado entre cinco y siete millones de vacunas, de acuerdo con las cifras que se tomen como reales. ¿Y el número de vacunados con la segunda dosis?

Tampoco las fechas: de acuerdo con el calendario original el día primero de abril debería haber comenzado la vacunación de los mexicanos cuya edad está entre los 50 y 59 años, pero ni siquiera se ha terminado de proteger a los médicos, enfermeras y trabajadores de la salud (que serían los primeros) y mucho menos a los mayores de 60 años.

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