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OPINIÓN

LOS BACHES, ¿QUÉ? | SALA DE ESPERA

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No es la primera vez que el presidente de la República afirma que el principal problema de los habitantes de las ciudades del país son los baches, como lo dijo el viernes 10 de diciembre en Baja California.

         Hace cuatro meses lo hizo en Puerto Vallarta, y entonces anunció un programa federal para acabar con ellos.

         En ambos casos, el titular del Poder Ejecutivo federal ha utilizado los resultados de la encuesta trimestral del INEGI sobre “problemas en las ciudades”, que no de los ciudadanos, para negar el impacto social de los reales e ingentes problemas nacionales.

Con esos datos, a juicio del presidente, a sus gobernados citadinos les preocupan más los baches que cualquiera de los otros problemas que padecen, tal vez por los daños que sufren las suspensiones y amortiguadores de sus vehículos automotores.

Sin embargo, el presidente sabe (él ha dicho que el hombre mejor informado en México es el presidente de la República en turno) al igual que millones de mexicanos que los baches no son la preocupación principal de los ciudadanos.

El presidente de la República sabe, -a menos de que haya decidido ser un inaudito “presidente municipal de la Federación”- o debería saber que los mexicanos exigen solución a otros problemas que padecen todos los días y que algunos incluso le sirvieron como promesas electorales.

Los problemas que realmente importan y de urgente resolución son entre otros: el desbasto de medicamentos en el sector salud público, incluidas la medicinas para niños con cáncer; el fracaso del Insabi, la ineficiencia del IMSS y del ISSSTE; la inflación galopante que el país no había tenido en 20 años; el desempleo; el retiro de la inversión extranjera; la falta de inversión privada y pública para reactivar la economía; el deterioro de la infraestructura nacional; la inseguridad y la violencia; la prevalencia del crimen organizado en diversas zonas del país, su violencia y su impunidad; la creciente corrupción en todos los ámbitos sociales; los conflictos de intereses de muchos funcionarios gubernamentales; la ineficiencia en la gestión de la pandemia del coronavirus; la falta o escasez de vacunas para otras enfermedades; los problemas migratorios en las fronteras sur y norte; la creciente militarización del gobierno civil.

 La solución de sólo uno de ellos es más importante que rellenar los baches de todo el país, que sí, existen.

El presidente de la República sabe, debe saber o al menos sus asesores que en México hay tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal. Cada uno de ellos es responsable de diversas tareas, constitucionalmente definidas, y ellas son esencialmente responsabilidad de quienes encabezan esos niveles: el presidente de la República, los gobernadores de los estados y los presidentes municipales. Cada uno tiene sus propios campos de acción y responsabilidad.

Los baches de las calles de las ciudades, que seguramente molestan s sus habitantes, son responsabilidad primaria de los presidentes municipales. En todo caso, el presidente de la República debería apoyar con recursos federales o devolverles los que les ha recortado desde hace tres años y él debería dedicarse a resolver o siquiera paliar los graves problemas nacionales, a menos, claro está, que el titular del Poder Ejecutivo Federal haya decidido transformarse en el alcalde un “municipiote” de 130 millones de habitantes.

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