Especial
Madres padecen depresión y ansiedad en pandemia
Las dificultades de atender a las hijas o hijos y hacer home office aumenta la carga de trabajo no remunerado y pagado
Se debe disminuir la jornada laboral de las mamás, sugiere especialista
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“Como madre las tareas se multiplican trabajando en casa. Antes del confinamiento, desde finales de marzo del año pasado, la verdad eran menos responsabilidades porque de alguna manera aligeraba la jornada llevar a mi hija de entonces dos años a la guardería y de ahí irme a la oficina. Hoy ese trabajo que se hacía en la estancia infantil lo tengo que hacer al mismo tiempo de las labores de mi empresa, afirma Yalith Cuéllar.
Iniciar a las 9:00 el teletrabajo luego de haber preparado el desayuno para su hija Isabela, para ella y su esposo, quien mientras se ocupa de otras labores del hogar, se prepara para salir a trabajar, puesto que sus actividades están enmarcadas en las esenciales.
“Prestarle atención al 100% a mi hija que es aún muy pequeña no es fácil mientras tengo una responsabilidad laboral en el sector financiero en lo que también tengo que concentrarme al 100, porque si equivoco un número, un dato o existe una mala interpretación de alguna operación, puede resultar catastrófico”, subraya Yalith, quien reconoce ser parte de ese gran grupo de madres que con trabajo remunerado y no pagado, las horas dedicadas a ello desde casa se han incrementado.
“Sí me estreso. Creo que a muchísimas nos pasa que en ocasiones tienes que estar en una junta o con un cliente y la hija grita, llora, te demanda atención, se cae, tira algo, se te desaparece de la vista y de repente escuchas que algo se cae y tienes que ir a ver si está bien en medio de un Zoom”.
Comenta que ahora Isabela tiene tres años y que acordó con su esposo contratar actividades en línea para mantener a la niña ocupada algún tiempo del día. Pero, debido a su corta edad, su madre tiene que estar al pendiente de que realice bien las actividades, que no se disperse o decida retirarse de enfrente de la pantalla para irse a otro sitio de su departamento, que pida agua o ir al baño.
La emergencia sanitaria
En México desde finales de marzo se estableció una emergencia sanitaria frente a la epidemia de enfermedad generada por el virus SARS-CoV-2 o Covid-19, que se prolongó hasta finales de mayo.
Durante este periodo se determinaron actividades económicas esenciales y no esenciales. Desde ese momento, millones de personas trabajadoras se tuvieron que quedar en sus casas, en teletrabajo. O bien, debieron afrontar consecuencias de la crisis como bajas de sueldo o despidos.
El teletrabajo
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el teletrabajo se fine como el uso de tecnologías de
la información y las comunicaciones –como teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras portátiles y de escritorio– para laborar fuera de las instalaciones del empleador.
En otras palabras, conlleva un trabajo realizado con la ayuda de las TIC, fuera de las instalaciones del empleador. Debe ocurrir mediante un acuerdo voluntario entre el empleador y el trabajador.
Además, al acordar el lugar de labores (en el domicilio del empleado o en otro lugar) hay otros aspectos que deben aclararse, a saber, como las horas o el calendario de trabajo, los instrumentos de comunicación que deben utilizarse, la actividad que debe realizarse, los mecanismos de supervisión y las disposiciones para la presentación de informes sobre las acciones realizadas.
La definición de teletrabajo no suele incluir a los que lo hacen en la economía de plataformas o de trabajo esporádico. Por ejemplo, un empleado independiente que realiza sus actividades principalmente desde su casa, no puede clasificarse como teletrabajador, sino como empleado a domicilio, según los términos del Convenio sobre el trabajo a domicilio de 1996.
La ley en México
El pasado 12 de enero, entraron en vigor las reformas al Artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo en materia de teletrabajo o home office, así como las obligaciones que tanto empleadores como las y los prestadores de servicios deben cumplir, con lo que se reconoce el desempeño de actividades remuneradas en lugares distintos al establecimiento del patrón, por lo que no se requiere la presencia física en el centro laboral.
Las disposiciones se establecen para aquellas relaciones laborales que se desarrollen en más del 40% del tiempo en el domicilio de la persona trabajadora bajo la modalidad de teletrabajo, o en el domicilio elegido por ésta.
De ahí que se desprenden los siguientes derechos y obligaciones de personas trabajadoras:
Los efectos
Luz María Galindo Vilchis, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), resalta a la depresión, ansiedad, agotamiento mental y físico, entre los efectos negativos de las madres que tienen que combinar el teletrabajo con sus actividades en casa.
“Se han incrementado los síntomas depresivos. Por ejemplo, en las personas mayores de 18 años, se ha demostrado que hay más síntomas depresivos en las madres y mujeres… porque no se había considerado tanto el impacto de esto en ellas, y ahora en diferentes estudios resulta esta relación de la sobre carga de trabajo que lleva a una mayor depresión para las madres”, subraya la especialista de la UNAM.
Expone que, de entrada, de acuerdo con cifras del INEGI, 77% del apoyo que reciben niños y niñas en las escuelas están dados por las mamás. “Esto es muy importante porque con el home office o teletrabajo efectivamente hay una doble o triple presencia de estas mujeres”.
De ahí, continúa, es muy importante considerar que en México hay 11 tipos de familia o distribuidas de manera diferente. Entre estos 11, está la que tiene una jefatura de hogar femenina, donde está la mujer con sus hijas e hijos.
Se debe resaltar el hecho de que las madres realizan labores remuneradas y no remuneradas. Es decir, en el primer caso la prestación de sus servicios para determinada empresa que les paga por ello, y el trabajo que realizan como el cuidado y atención de los miembros de su familia (en lo que se incluye la ayuda y atención durante las clases de sus hijas e hijos) y las actividades en el hogar,
“Es importante mencionar que este trabajo no remunerado está muy invisibilizado con la pandemia”. Paralelamente a que las madres que deben trabajar en casa, lo han asumido a costa de su desarrollo personal, laboral, así como de su salud física y mental.
La recomendación
Ante este fenómeno, Luz María Galindo Vilchis, comentó que varias organizaciones civiles han propuesto que se concrete una corresponsabilidad entre el Estado, el mercado, comunidades y familias. Con ello se establezca una reducción de la jornada laboral, puesto que, si bien se supone que deben ser de ocho horas, se sabe que en México no es así, son más amplias desde antes del confinamiento, con este sigue siendo igual y en varios casos peor, puesto que además de las horas de más de lunes a viernes, también los fines de semana mucha gente tiene que hacer home office aunado a las labores domésticas y del cuidado de hijas e hijos.
“La jornada debería ser de seis o cinco horas para las madres, para que tengan más tiempo y con ello que los hombres participen más en esas labores domésticas y el cuidado de las hijas e hijos. Eso podría mejorar la salud mental de ellas y se daría una reducción en la violencia familiar”, destacó la especialista.
Y en materia legislativa, si bien las reformas que entraron en vigor este año son un avance, faltan más elementos para atender las necesidades no sólo de las madres trabajadoras, sino también de todas las mujeres y hombres.
